viernes, 29 de abril de 2011

Ultralivianos para traficar droga a EEUU


Unos pilotos británicos de visita hacían un vuelo de instrucción en una base aérea de la Armada una noche de abril cuando su helicóptero casi choca con una avioneta ultraliviana que volaba sin luces a escasos 50 metros (150 pies). La avioneta se encaminó hacia México, sin dejar rastros.

El episodio en el desierto del sur de California es un ejemplo de cómo los narcotraficantes están usando aparatos que vuelan bajo, que parecen parapentes con motores, para burlar los cercos construidos en la frontera. Los aviones comenzaron a aparecer en Arizona hace unos tres años y ahora están siendo vistos en partes remotas de California y Nuevo México.

Y, en un nuevo giro, los avioncitos rara vez tocan tierra. Los pilotos simplemente abren una compuerta y dejan caer cajas de aluminio con unos 90 kilos (200 libras) de marihuana, en sitios donde hay gente esperando, que les hacen señales con luces o bastones resplandecientes. En cuestión de minutos, los pilotos están de vuelta en México.

"Es como tirar una bomba desde un avión", comentó Jeffrey Calhoon, jefe de la oficina de la Patrulla de Fronteras que vigila un sector llamado El Centro, que abarca granjas de alfalfa, extensiones desérticas cubiertas de matorrales y dunas en el sudeste de California.

El gobierno estadounidense ha construido cercos y barreras vehiculares a lo largo de la frontera, y también desplegó miles de agentes adicionales, por lo que los traficantes tratan de burlar esas medidas a como dé lugar.

Los avioncitos, que cuestan entre 5.000 y 20.000 dólares, surgen como una herramienta altamente efectiva. El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras dice que sabe de 228 incursiones en el año fiscal del 2010, comparado con las 118 del año previo, en que comenzó a llevar la cuenta. Ya hubo 71 en el año fiscal del 2011, que comenzó el 1ro de octubre pasado.

Los avioncitos ultralivianos pesan menos de 115 kilos (254 libras), no pueden llevar más de 20 litros (cinco galones) de combustible ni viajar a más de 100 kilómetros (63 millas) por hora, según las normas de aviación de Estados Unidos. Están diseñados para transportar un piloto y nada más. No hace falta una licencia de piloto, aunque se recomienda no volar sobre áreas pobladas ni en la oscuridad.

Los pilotos que transportan drogas, no obstante, a menudo vuelan de noche, apenas por encima de los tendidos eléctricos.

Kevin Kelly, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (conocido como ICE, sus siglas en inglés), estaba de guardia una noche de luna llena de noviembre junto con una docena de agentes cuando escuchó un ruido que parecía el de una cortadora de césped que venía del cielo. Luego vio un avioncito que procedía del sur.

"Tiene unos alerones grandes, como los de Batman", comentó Kelly, agente especial del ICE a cargo de las investigaciones en Nogales. "Son como planeadores, con un tipo debajo que los pilotea".

Kelly vio cómo el aparato desaceleraba, se acercaba a tierra y dejaba caer paquetes envueltos con cinta adhesiva. El piloto volvió a acelerar y regresó a México.

Los agentes esperaron que alguien fuese a recoger la carga --130 kilos (286 libras) de marihuana--, pero nadie lo hizo.

Al principio los avioncitos volaban incluso hasta Phoenix, pero ahora rara vez se alejan más de 50 kilómetros (poco más de 30 millas) de la frontera, según Matt Allen, agente especial del ICE en Arizona. Dado que tienen tanques de combustible tan pequeños, o vuelan más al norte para reabastecerse o desarman los aparatos y los llevan de vuelta a México.

El piloto Jesús Iriarte fue detenido en octubre del 2008 al aterrizar un aparato ultraliviano que llevaba 100 kilos (222 libras) de marihuana en Marana, Arizona, a casi 160 kilómetros (100 millas) de la frontera y fue sentenciado a la cárcel.

"Ya pasaron los días en que te podías adentrar en territorio estadounidense sin ser detectado", declaró Allen. "No quieren tocar tierra. Tiran la carga y se van. Así son menos vulnerables".

Las autoridades dicen que es más fácil capturar a las personas que recogen la carga que a los pilotos.

El mes pasado, la Patrulla de Fronteras detuvo a Sergio Favela cerca de Douglas, Arizona, cuando supuestamente cargaba unos 100 kilos de marihuana en su camioneta alrededor de las tres de la mañana. Las autoridades dicen que Favela, quien es ciudadano estadounidense, dijo que le habían pagado 1.500 dólares.

Al reforzarse las medidas de vigilancia de la frontera en Arizona, los traficantes aparentemente se están desplazando a California y Nuevo México, de acuerdo con algunos funcionarios. En California, las autoridades confirmaron 30 incursiones de avioncitos ultralivianos desde diciembre en el Imperial County, una aislada región agrícola con fácil acceso a autopistas, y otras seis en la zona de San Diego. Esto es un fenómeno nuevo, ya que no se tenía noticia de la presencia de avioncitos de este tipo en esta región.

La Patrulla de Fronteras le está pidiendo a los agentes del Imperial County que pasen más tiempo fuera de sus autos, porque adentro, con el ruido del motor y del acondicionador de aire, es difícil escuchar los aparatos. Las avionetitas sobrevuelan granjas y zonas desérticas cerca de Calexico, una ciudad fronteriza de unos 40.000 habitantes. Hace poco un piloto dejó caer su carga sobre un lote de un depósito dentro del límite de la ciudad.

Hasta que se construyeron cercos y barreras vehiculares, los traficantes y sus vehículos todo terreno se mezclaban con la gente aficionada a los recorridos por zonas agrestes de Imperial Sand Dunes, donde se filmó la película "Guerra de las galaxias: El retorno de Jedi". Abundaban por entonces los vehículos todo terreno llenos de drogas.

El contrabando en vehículos prácticamente cesó al erigirse cercos en el 2008 y el 2009. En el 2010 hubo seis casos, comparado con los 340 del 2008.

Esto quiere decir que los traficantes apelan a túneles y avioncitos, según declaró el sheriff del Imperial County Ray Loera ante el Congreso en abril.

"Como dijo Clint Eastwood, se adaptan y siguen haciendo sus cosas", afirmó en esa ocasión.

De todos modos, las cantidades que transportan los avioncitos son ínfimas comparado con las toneladas que se envían a través de túneles o escondidas en vehículos.

Las diez confiscaciones que se hicieron en el Imperial County desde diciembre generaron 1.401 kilos (3.090 libras) de marihuana.

"Uno se pregunta qué beneficio sacan con estos vuelos", expresó William Mataya, agente del ICE del Imperial County. "No traen mucho en esos vuelos".

Y los riesgos pueden ser fatales. Un piloto falleció en noviembre del 2008 cuando su aparato, que llevaba 63 kilos (140 libras) de marihuana, se estrelló en una plantación de lechuga en San Luis, Arizona. Otro piloto que se estrelló en Arizona quedó paralizado de la cintura para abajo.

Los vuelos a baja altura en aparatos ultralivianos son difíciles de detectar por los radares y generalmente se depende de los agentes que patrullan la frontera, quienes la mayor parte de las veces llegan tarde y no logran detener al piloto.

"Casi siempre, cuando llegamos ya emprendieron el regreso, si no están ya allí", dijo Tim Jennings, director de la oficina de la Administración de Lucha contra las Drogas (DEA) en el Imperial County.

Fuente: AP

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